lunes, 6 de septiembre de 2010

POEMA 29


**A mi esposa, por tantas noches que ha vivido sin mi presencia.

Estoy en vigilia en una noche extraña
extraña porque no alcanzo a ver tu rostro callado
en la cenicienta luz que ahora despunta
ni el lirio del deseo sobre la cama mustia.

Y puede en que mi cuerpo no quede sangre que hinche
la forma del abrazo que hay bajo las sábanas,
que asoma sin quererlo aquella fruta madura,
las formas yo que quise aprenderme a flor de boca
y con las yemas de mis dedos,
dibujarlos gota a gota,
bajo la noche tibia que trajo lluvia estrellada.
Qué noche la de hoy, que noche tan extraña
amarte como loco, sentir tu piel mojada
y muy dentro de mí saberte tan lejana

Junco doliente de tamaña lejanía
carrusel misterioso de placeres y angustias
y el rito inicial del beso que se escapa.
La noche se levanta y el misterio se acaba
y repito sin pretenderlo: Que noche tan extraña


Catarata de sucesos que en mi alma está enterrada,
tal vez luego de hoy a mi regrese la calma,
cuando pase ésta noche y se asome la mañana,
quedará nuevamente mi casa deshabitada.


Hoy comparto mi brisa sentado en la ventana
Mirando las estrellas, pensando en mi amada
y en cómo a ella decirle que nunca la olvidaba.

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