Sé muy bien que tu corazón explota
suavemente
cuando dinamitas la razón de mis
deseos de tu cuerpo
y mis pasajeras esperanzas vestidas de
quimera
recorren tus piernas al compás mis
pupilas.
También sé que tus manos de durazno
han tocado el olvido
al no poder yo con las mías
dibujarte el amor.
Y aunque paso a paso el hormigueo de la
especie
llame el salvaje instinto de tenerte,
hoy me corono rey de los desamparados
a la tenue luz de la acuarela de tu
sexo.
Qué fútil ironía
no tener mucho tiempo
y ser todo mi tiempo
asegurando los cerrojos del recuerdo
al dejarme prisionero
del encanto de tus ojos,
tu
cabello,
tus
senos amarfilados…
Dale respuesta a mi pecho
y me acuesto en tu hoguera;
entonces sabrás que mis pasiones
arden más que cualquier brasa.
Sabrás que de tanto respirarte
voy
perdiendo uno a uno mis alveolos;
que mis manos se empeñan
en bordear tus litorales
y detenerse en tus bahías
a
regalarte la pequeña barca de mi alma.
Soy simple, como mis versos,
tiendo a perderme en los días
lleno de estrofas,
pero cuando tu cuerpo
me arranca el aliento de un zarpazo,
brotan de la dermis los deseos
transformados en metáfora.
Tu…
Tu coleccionas mutismos,
desarmas miradas como catalejos de
juguete
cambias de estación y de color;
conviertes mi gris invierno
en colorida primavera…
Yo… Yo me compongo de un día
y tú… de siglos.
Autor: JUSTO ALDÚPanameño
1 comentario:
Querido poeta, un lujo de lectura con tu sello inconfundible, sólo felicitaciones merece.
Un abrazo, amigo mío.
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