martes, 11 de febrero de 2014

LA MANO


Autor: Justo Aldú./2014

La mano es un escenario
de líneas, rayas y versos
campo de batalla estrecho
del abrazo y los adioses
para matar la caricia
dejando escapar la edad
al cedazo palpitante
de la seda en ansiedades
que busca cobijo y nido
en el temblor indeciso
de un cuenco
en venas de azul

Flor pendapéndula absurda
que no sabe aprisionando
si el tiempo se escurre o pasa
por su espacio intemporal
o si acaso se detiene
expandiendo su corola
como astro entontecido
en su loco errabundear
para apresar ríos ocultos
artificio de ambiciones
del recipiente de carne
que al asesino es puñal
o piedra que golpea la piedra
más dura que la mentira
cuando el tribuno encanece
austeridades gritando
o río de multigrafías
estilizadas y simples
que se revelan maestras

Manos de culpa hechizadas
adheridas al misterio
Manos que compran caricias
al cauce de la progenie
de bendiciones rastreras

La mano es paisaje
es decir cosas no dichas
aleteo de ingenios
bajo la lluvia en mil gestos
La mano es cripta de todo
conocimiento emitido
desde el primer calicanto
de aleta salina y fría
hasta la brisa nerviosa
-cálida hasta lo imposible-
de un ballet de edades
que escribe la luz del tiempo
en pentagramas aéreos

La mano que tiembla
es la anciana ruta
a desnivel del alma
para iniciar el descenso
al catafalco del cuerpo

Manos de los cristos vivos
atravesados de espanto
Manos de nube y llanto
del monte de los olivos
que esculpen tragedias
Manos con titulares eternos
Manos manchadas de Infiernos
y de homicidios paganos
Manos… manos mensajeras
Manos… manos pasajeras
fundidas en las desgracias
y en las yemas agoreras
¡Manos! estuches de progreso
hacia inmortales viaductos
y que rompiendo exabruptos
tienen luminosidad de un beso
Decir mano es decir
salto de la injuria más ignota
del primer hombre en el mundo
a la irisada cadencia
del movimiento pensado
hasta la voz insurgente
en un mitin de gestos
y hasta el índice que acusa
las inmortales falacias
de siniestros doctrineros…

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