Así como un perro que acolmilla la vida,
la jauría se reúne y mata
Algunos hombres poderosamente juntos
instalan sus toldas en mi mapa.
Doblan la angustia carcomiendo el
pánico.
Atragantan el silencio con gritos
Hacen polvo de huesos con sangre.
Horrorizan el horror
y viven la idea de escarbar en el pecho del
pueblo;
luego ves viudas arrastrando sus
maridos,
hijos arrastrando la viuda muerta
y ancianos quedándose solos una vez
más…
Sin nada más que un dolor anciano
envejecido por tanto dolor.
¡Malditos! se doctoran para hacer
desaparecer
de sus organismos las lágrimas y el
amor
y hacer que prolifere la prehistoria
en sus dominios
dándote palmadas con una mano
y haciéndote trizas las entrañas con la otra.
Jugamos a la felicidad,
mientras un pelotón nos apunta sin
escrúpulos
para matar nuestros mañanas.
Por eso cuesta vivir encaramado en
éste siglo,
hablar con anticipo
y sentir la agonía junto al pueblo.
4 comentarios:
Gracias por sus lecturas. Por motivos fuera de mi alcance. Tengo problemas con la publicación de comentarios. Disculpen las molestias
El problema ha sido resuelto. Gracias
Dolorosamente son los pueblos los que gimen.
Así es amiga, es dolorosamente absurdo
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