Alguna vez con imponente calma
atisbaré la esperanza inconmovible
y tocaré tu nombre
con estas manos justas que imploran tu templo
Sufro la lejanía
como espectador de litorales...
esa singular belleza
cincelada en mis retinas
como estatua de amor
Cantaré mi rebeldía
ultrajando un tango
entre tus férreas piernas
y pródiga boca,
tu tez sonrosada
sobre un cuerpo de diosa
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Era dueño de un tiempo anecdótico
muchos años de tradición
y sobrecogedora paz
hasta que trajiste la ilusión pegajosa
con tu avalancha de cariño sobre mis años
y esa certeza de caricias
cabalgando sobre una alegría distante
Voy a escribir con mi deseo
tu pasión hecha letras en mi estancia
y prenderé cada uno de tus cabellos
con ardientes besos
hasta escuchar alguna vez
la agonía de un “te quiero”
1 comentario:
Bellas letras de amor y ausencia, del beso justo que se hace verso y el roce de unos labios que te llaman.
Abrazos de siempre, poeta.
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