sábado, 18 de diciembre de 2010

CALLE

Es devastador y deprimente

como un pedazo de tortura.

Cada bocado de comida exacto de onzas.

Cada ser humano indigente

en una calle fantasma.

Áreas para hacer el amor sin amor

… sin molestias

Donde no sucede nada que no sea previsto

incluso la noche tatuada en la epidermis,

con neón, rameras y vagos recuerdos

con pruebas improbables

¿Cuánto le habrá costado esas angustias al hombre?

Mientras doy vueltas al bolígrafo

y al poema que tal vez no escriba

pienso que tal vez no hay un país…

Ni una ciudad

ni una calle

ni un bar

ni sea yo

ni seas tu

ni sea nada.

Tal vez un día

ésta calle me hará viudo

con mi tristeza

con mis dos hijos:

esperanza y futuro

corriendo a contra luz, macerando el tiempo

atrincherando en los bolsillos unas cuantas razones

para comprar despreocupación

En ésta calle…

donde no es posible olvidar

donde en medio de lloviznas

regresamos a saldar nuestras deudas

y enterrar nuestros muertos.

1 comentario:

Jorge Encinas Martínez dijo...

Tu calle es tremenda: tremenda por tanto amor sin amor; tremenda por bien escrita; tremenda por la parte que nos toca: "atrincherando en los bolsillos unas cuantas razones para comprar despreocupación".
Un abrazo